Los sustantivos son palabras cuyos referentes son clases de entidades fijas (a diferencia de los pronombres cuyos referentes son contextuales), no estados de hechos o relaciones gramaticales. Los pronombres personales en cada contexto tienen un referente pero este cambia de contexto a contexto ("yo" no tiene referente fijo sino que depende de quien habla), por su parte los verbos designan estados de hechos, procesos o relaciones entre entidades, mientras que las preposiciones generalmente indican relaciones abstractas. Sintácticamente los sustantivos funcionan como núcleos de sintagma nominal, es decir, como argumentos del verbo o complementos del nombre.
Clasificación de los sustantivos por su contenido.
Los sustantivos pueden clasificarse según diversos criterios. Uno de ellos, es atendiendo a su contenido.
Los nombres o sustantivos tanto pueden servir para mencionar cosas u objetos que tienen existencia material, como también objetos cuya existencia no es material, sino que son conceptos que existen en la mente humana.
Nombres concretos — son aquellos que se refieren a un objeto que tiene existencia física real, susceptibles de ser captados por medio de los sentidos; o que, aunque siendo producto de la imaginación, de existir en la realidad tendrían un ser de naturaleza física: silla, aire; centauro, esfinge.
A su vez, los nombres concretos pueden ser:
Nombres comunes — que son aquellos que se refieren a objetos generales o indeterminados: banco, bicicleta, cuaderno.
Nombres propios — que son aquellos que se refieren a cosas o seres individualizados, sean personas, objeto o animales: Juan; una ciudad: Montevideo; un animal: Flipper; un barco: Titanic.
Los nombres propios, siempre se escriben con mayúscula en su letra inicial.
Los nombres comunes pueden ser:
Nombres genéricos — que se refieren a tipo de objetos que tienen una individualidad y que por lo tanto formarán un conjunto limitado en su extensión, que deberá contener una cierta cantidad de unidades la que podrá ser contada: ventana, ruedas, caballos.
Nombres de materia — que se refieren a cosas o sustancias que, si bien pueden ser medidas cuando se presentan en una cantidad determinada, en sí mismas no pueden ser contadas una por una: hierro, arroz, agua.
Por su parte, los nombres genéricos pueden ser:
Nombres individuales — cuando se refieren una sola cosa en particular, aunque pueda existir una pluralidad de ellas: oveja, perro, cerdo.
Nombres colectivos — que aluden a un tipo de objetos, pero que con ese nombre necesariamente existen en un conjunto: rebaño (conjunto de ovejas), jauría (conjunto de perros), piara (conjunto de cerdos).
Los nombres individuales pueden referirse a:
Seres animados — que son aquellos que tienen vida: elefante, gato, hombre.
Objetos inanimados — que son los que por su propia naturaleza carecen de vida: piedra, pared.
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Son nombres abstractos aquellos que se refieren a elementos que no tienen existencia en el mundo de lo materialmente real; sino que corresponden a conceptos o ideas, que por lo tanto solamente existen en el pensamiento: Amistad, odio, miedo, felicidad.
Los nombres abstractos pueden ser:
Cuantitativos — cuando de por sí indican cantidad: decena, centena, millar.
No cuantitativos — no son pasibles de cuantificación: fealdad, cariño.
A su turno, los nombres cuantitativos pueden ser:
Definidos o numerales — que indican una cantidad exacta: centenar, milésimo, gruesa.
Indefinidos — indican una cantidad imprecisa: puñado, carrada.
Finalmente, los nombres abstractos no cuantitativos pueden ser:
De actividad o de ocurrencia — que se refieren a fenómenos que ocurren en forma activa, y se originan en verbos: extinción, aumento, crecimiento.
Cualitativos — que designan cualidades y provienen de adjetivos: belleza, fortaleza.
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