20 de febrero de 2012

EL SUSTANTIVO Y SU CLASIFICACION

Los sustantivos son palabras cuyos referentes son clases de entidades fijas (a diferencia de los pronombres cuyos referentes son contextuales), no estados de hechos o relaciones gramaticales. Los pronombres personales en cada contexto tienen un referente pero este cambia de contexto a contexto ("yo" no tiene referente fijo sino que depende de quien habla), por su parte los verbos designan estados de hechos, procesos o relaciones entre entidades, mientras que las preposiciones generalmente indican relaciones abstractas. Sintácticamente los sustantivos funcionan como núcleos de sintagma nominal, es decir, como argumentos del verbo o complementos del nombre.




Clasificación de los sustantivos por su contenido.




Los sustantivos pueden clasificarse según diversos criterios. Uno de ellos, es atendiendo a su contenido.



Los nombres o sustantivos tanto pueden servir para mencionar cosas u objetos que tienen existencia material, como también objetos cuya existencia no es material, sino que son conceptos que existen en la mente humana.



Nombres concretos — son aquellos que se refieren a un objeto que tiene existencia física real, susceptibles de ser captados por medio de los sentidos; o que, aunque siendo producto de la imaginación, de existir en la realidad tendrían un ser de naturaleza física: silla, aire; centauro, esfinge.



A su vez, los nombres concretos pueden ser:



Nombres comunes — que son aquellos que se refieren a objetos generales o indeterminados: banco, bicicleta, cuaderno.



Nombres propios — que son aquellos que se refieren a cosas o seres individualizados, sean personas, objeto o animales: Juan; una ciudad: Montevideo; un animal: Flipper; un barco: Titanic.

Los nombres propios, siempre se escriben con mayúscula en su letra inicial.



Los nombres comunes pueden ser:



Nombres genéricos — que se refieren a tipo de objetos que tienen una individualidad y que por lo tanto formarán un conjunto limitado en su extensión, que deberá contener una cierta cantidad de unidades la que podrá ser contada: ventana, ruedas, caballos.



Nombres de materia — que se refieren a cosas o sustancias que, si bien pueden ser medidas cuando se presentan en una cantidad determinada, en sí mismas no pueden ser contadas una por una: hierro, arroz, agua.



Por su parte, los nombres genéricos pueden ser:



Nombres individuales — cuando se refieren una sola cosa en particular, aunque pueda existir una pluralidad de ellas: oveja, perro, cerdo.



Nombres colectivos — que aluden a un tipo de objetos, pero que con ese nombre necesariamente existen en un conjunto: rebaño (conjunto de ovejas), jauría (conjunto de perros), piara (conjunto de cerdos).



Los nombres individuales pueden referirse a:



Seres animados — que son aquellos que tienen vida: elefante, gato, hombre.



Objetos inanimados — que son los que por su propia naturaleza carecen de vida: piedra, pared.





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Son nombres abstractos aquellos que se refieren a elementos que no tienen existencia en el mundo de lo materialmente real; sino que corresponden a conceptos o ideas, que por lo tanto solamente existen en el pensamiento: Amistad, odio, miedo, felicidad.



Los nombres abstractos pueden ser:



Cuantitativos — cuando de por sí indican cantidad: decena, centena, millar.



No cuantitativos — no son pasibles de cuantificación: fealdad, cariño.



A su turno, los nombres cuantitativos pueden ser:



Definidos o numerales — que indican una cantidad exacta: centenar, milésimo, gruesa.



Indefinidos — indican una cantidad imprecisa: puñado, carrada.



Finalmente, los nombres abstractos no cuantitativos pueden ser:



De actividad o de ocurrencia — que se refieren a fenómenos que ocurren en forma activa, y se originan en verbos: extinción, aumento, crecimiento.



Cualitativos — que designan cualidades y provienen de adjetivos: belleza, fortaleza.

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